Quiero
escribir sobre algunas necesidades espirituales del ser. Reflexionar con
frecuencia sobre la muerte. Me emociona la idea de sentir cierta plenitud al
vivir. Y parece que la clave está en vivir cada experiencia centrados en el
presente. Que no me aturdan los
circundantes pensaresdesubicantes. Es el
presente elíxir deleitoso, laurel del meditar y reflexionar habituales. Que llegue el desapego y se reconozcan los
cambios como ley universal. Ese otear
del espectáculo cambiante que pocos ojos avizoran, pero el horizonte es y será
por siempre luminoso para muchos. Vuelco la mirada hacia mi propio escenario, y
veo los actores de siempre repitiendo la danza de pensares cotidianos siempre
los mismos, traduciéndose en acciones uniformes que no llenan los años de vida
Disfrutar el cambio, sentir energía creativa; el fluir creativo de ideas
luminosas que alumbren la existencia y florezcan la bondad la compasión y
alegría de vivir.
Intrepidez
y arrojo, cual rana hacia el océano, se requieren para correr la cortina del
SEM. También exige amorosamente meditar pausada y cotidianamente. Captar la
presencia del presente luminoso, y el brotar de la sabiduría profunda del ser.
Desentrañarte,
¡oh sabiduría!, es un reto-cual llamado planetario impulsador al cambio de
actitud. Claridad radiante del pensar para estar vigilante en lo esencial:
cuidar el planeta, despejar mi mente delirios acechantes de mis energías y de
momentos preciados para sentir la frescura de la montaña, el frío del rocío y
despertar de la madrugada.
Mente
dispersa, donde anidan innumerables pensares hechos de energías, traídos de acá
y de allá. Dejarlos ir lentamente en cada exhalación pausada, y permitir la
presencia de la verdad- sabiduría de la mente, antes de siguiente exhalación.
Deleitarse en esa presenciade la mente, es esa la acción próxima invitada por
mi voluntad Una mente tranquila serena.
Serenidad, armonía, presencia mental, serían el producto de observar con
atención cada acción que realizo. De ese
modo, alejar de mi mente hostilidades, pensares destructivos, tendencia a la crítica,
con actitud de aceptarlos. Aceptarlos,
es reconocerme e integrarlos a la verdad- camino a la iluminación.
Integrar entonces, la turbulencia de la mente, a la serenidad del océano -sabiduría del ser. Es lindo saber que cada ser tiene un maestro – un Buda dentro de sí. Y puede develarlo a través de la meditación. También es sorprendente que, al adoptar una posición corporal, tal como lo sugiere y texto, la mente se va aquietando y hasta un cansancio físico, se va suavizando. Gratificante es la presencia mental, en cada acción. Presencia mental, que ilumina mi ser, da seguridad y poder compasivo para escucharme y escuchar; para sentir que realizo acciones calidosas, fortifica la autoestima y calidad del ser. Cuan dispuesto y liviano ha de estar el organismo, para vivenciar y sentir, con deleite y tranquilidad cada acción que realizo. Esto es, integrar la meditación a la acción. Hacerlo frecuentemente, es mi propósito.
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